Lluvias, temporales, ventiscas y huracanes.
Granizos de orgullos, tiempos de malestares y vientos egocéntricos.
Tifones individualistas y cataclismos sin empatía.
Borrascas de indiferencia y anticiclón de rivalidad.
Torbellinos de intolerancia que instauran corrientes de marginalización.
Marejada de opulencia que aclimatan marejadillas a la desigualdad.
Tempestades de violencia , chaparrón de irracionalidad.
Ráfagas de sectarismo, ramalazo de insensatez.
Tornado a la derecha, remolinos de barbaridad.
Nevada de autoestimas, florecimiento de narcisos.
Precipitaciones de engreimiento, languidez de la humildad.
Diluvio de despotismos, rebeldía humanista.
Grandeza y poder sin mérito en la selva profesional.
Escalada a la montaña jerárquica a base de la humillación.
Relámpagos del descrédito.
Truenos de la infamia y de la degradación.
Chapapote del deshonor al cofrador.
Alejandro Caballero Déniz
jueves, 15 de octubre de 2009
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