martes, 22 de septiembre de 2009

DESCUBRIENDO NUESTRA MORAL

LA PERSPECTIVA INANIMADA Y LIMITADA DEL MUNDO SOCIAL.
¿Por qué continuamente estamos enfrentados a ciertas conductas ajenas?. ¿Por qué cuando decimos que si, hay alguién que dice que no?. ¿Por qué creemos siempre tener la razón y los otros no?. ¿Por qué creemos siempre, o casi siempre, que somos buenas personas pero los demás no?.
Todas estas preguntas nos la respondemos cada día, cada hora..., inmediatamente con respuestas banales, pero racionales (no tienen porque ser verdad), donde siempre sale ganando nuestro ego, nuestro grupo. Pero aunque parezca irreal y sin sentido, esto se lo pregunta y se lo responde cada persona, cada individuo en todo el mundo. Incluso, aquellas dos personas enfrentadas, que se hacen el "mal" uno al otro, piensan que son buenas personas.

Sin embargo, una persona objetiva, que está fuera del enfrentamiento, puede ver que ambas personas no actúan consecuentemente con el pensamiento o la creencia del "buen hacer". Por el contrario, si esa persona que está fuera del conflicto o del enfrentamiento tiene alguna relación con alguno de los individuos en conflicto, siempre le dará la razón al que tiene lazos familiares, de amistad, de trabajo, etc., por lo que entra también en un estado irracional e injusto en términos de justicia práctica o de "buena moral" (aunque este tercer individuo, también se considera buena persona.)

Efectivemente, este tipo de conductas tienen que ver con el egocentrismo y etnocentrismo, el egoísmo individual y grupal, y una carencia total de empatía con agentes y grupos externos frente a las "realidades personales" e intereses de cada individuo. Y este tipo de conductas no es un fenómeno aislado, se produce modalmente en la gran mayoría de las personas en cada una de las relaciones sociales que mantiene en cualquier campo o contexto social; en el trabajo, en el barrio, en la ciudad, en el pueblo, en un estadio de fútbol, mientras se circula por la carretera, mientras se anda por la calle...

Pues bien, a este fenómeno sociológico y psicológico lo llamo, "Perspectiva inanimada y limitada del mundo social". Esta perspectiva es una especie de circuito cíclico, cerrado, imaginario e inanimado, racionalizado para dar respuestas del mundo social, según los intereses individuales (o grupales<--> individuales).

¿De dónde viene esta perspectiva?
Esta perspectiva la hemos aprendido mediante el proceso de integración social desde muy jovencitos. Primero en la estructura familiar como única unidad social y donde se establecen las primeras relaciones sociales (lazos de sangre). Pero sobre todo en los momentos ritualistas donde el jo
ven debe inclinarse por un grupo modal u otro (ser hippie, hiphopero, heavye,popero,casual, neonazis, anarquistas, antinazis, jóvenes católicos, jóvenes ateos...) para no quedar excluido de la sociedad. La tendencia hacia un grupo u otro, muy poco tiene que ver con una elección objetiva y personal (si esta limitada, muy poco tiene de elección). Esta está limitada por la cercanía geográfica, la amplitud del grupo, los beneficios óptimos que del grupo se desprende, ciertos amigos se han incluido ya en cierta corriente social, o por la moda social general llevada al barrio como mera franquicia conductual, etc. (también es moda la antimoda). El grupo de pares o coetáneos es el que va limitar las reglas y los métodos de aceptación ("Estás con nosotros o en contra de nosotros"). Evidentemente, este no es un proceso grupal de aceptación consciente. Ni por parte del individuo a integrase ni por el grupo. Se hace de forma natural-social (naturalizado). Pero si es cierto que es la única forma para la supervivencia del individuo y su posterior integración y adaptabilidad social. Por tanto, forma parte de un proceso racional. Es decir, si no se acepta de esta manera, el individuo quedará excluido, con los efectos negativos que ello conlleva, por ello elige racionalmente y conscientemente las reglas y métodos para la adaptación y supervivencia del "yo social".


El poder del grupo y la perspectiva inamada del mundo social
A partir de aquí, el individuo ya ha integrado su perspectiva del mundo, a su perspectiva de la realidad, la de grupo al que pertenece. No obstante, esta visión del mundo está condicionada y limitada por el grupo, aunque el individuo no se de cuenta de ello. Posteriormente, cuando se vaya a incluir a otros grupos (grupo de trabajo, grupo de estudiantes, etc..) ya habrá injerenciado el proceso y método de integración, las reglas y normas para poder incluirse en grupos posteriores.

Ya tenemos nuestra perspectiva del mundo social, pero sólo va en relación a nuestra part
icipación de entre tres y seis grupos al que pertenecemos (Familia, compañeros de trabajo, compañeros de estudio, amigos de ocio y tiempo libre). Está demostrado que las personas que están integrados en menos grupos sociales (3) tienen mayor personalidad (sea buena o mala moralmente), al mismo tiempo que son más felices por que su personalidad no entra en conflicto con los diferentes roles o papeles sociales que le son asignados en cada grupo.

Ahora bien, si tuviéramos que apostar por ciertos valores y normas lo haríamos atendiendo a la influencia de estos grupos. En caso de que no fuere así, podríamos entrar en conflicto con estos, q
ue son los que nos permiten la supervivencia del “yo social”, que lo alimentan y retroalimentan. Si bien es cierto, estos grupos absorben, se producen y se reproducen, de normas y valores sociales de estructuras grupales más amplias (un país, una provincia, una ciudad, un barrio) a través de los medios de comunicación, asociación de vecinos, boca a boca, en los lugares de ocio, etc. Pero la información que reciben de estos grupos mayoritarios son filtrados a razón de los intereses de los grupos más básicos donde actúa el individuo.

Pero, ¿qué pasa con los demás grupos y personas?.
¿Qué pasa si salimos de los entornos y contexto de los grupos sociales básicos?. Es aquí dónde se da el fenómeno de la "Perspectiva inanimada y limitada del mundo social".
Esta perspectiva del mundo social se puede resumir en la universalidad del ego social (ego individual<-->grupo social) contra la naturalización inanimada e imaginaria de todo lo que esta fuera de este. Un ejemplo de ello es lo siguiente; Aquella persona que camina por la calle mientras que la relación entre otras personas se limita a una relación inerte, como si se tratará de un árbol; no tiene sentimientos, no sabe nada, no conoce nada, tiene asignado una función que yo le doy o acepto una función que le da estructuras sociales superiores (funcionario, cajera, taxista, policía, etc.). Mientras caminamos por una calle llena de personas, vemos a estas como si fueran objetos de nuestra vida cotidiana, como si fueran meros hechos materiales de nuestra vida, como si se tratará de la bicicleta que pasa al lado, el coche que corre a la derecha por la carretera y, finalmente, el vagabundo de turno pidiendo una moneda de frente. Pues bien, la interacción con el vagabundo estará limitada según la función que le queramos dar para nosotros (egocentrismo-egoísmo<-->racionalidad con respecto a valores). Es decir, le daremos una moneda sólo cuando vaya en sentido estricto de la escala de valores de nuestro grupo, por lo que si le damos una moneda, estaremos buscando sentirnos bien con nosotros mismos y reafirmar la actitud correspondiente a la escala de valores de nuestro grupo. Con esto se quiere decir, que importa muy poco a la gente, en el sentido moral, darle una moneda a un vagabundo para que este coma, se drogue, se alcoholice, para coger una guagua para violar a una mujer o que el vagabundo este en esa situación porque estuvo en la cárcel por matar a tres de sus hijos, etc. Lo que importa realmente a la persona que da la moneda, es la búsqueda de la felicidad momentánea propia, creer que ha hecho una buena conducta por hoy, el vagabundo ha sido utilizado como medio para un objetivo personal. Otra cosa bien diferente, hubiera sido si la persona se parara e interactuara con el vagabundo, lo conociese y posteriormente le ayudase con una moneda o no.

Es desde esta perspectiva como las personas se mueven por el mundo de la moral, del bien y del mal. Todo está bien si nos interesa, todo está mal si no nos interesa. Por tanto no hay empatía, no hay una moral universal que nos dirija a día de hoy.

Sólo con el conocimiento, el reconocimiento de una vez por todas como actuamos (AUTOCRÍTICA), podríamos escapar de este tipo de influjos, para poder ser libres, para poder ser diferentes, para poder tener ideas propias y poder ayudar de verdad sin poner la mano esperando algo a cambio.
La racionalidad con respecto a valores
Y es que aún no conozco a ningún individuo que se considere mala persona. ¿Usted conoce alguna?. La res
puesta será que no o, por lo menos, que la gran mayoría se considera buena persona. Y es que este es el problema. Nadie puede proclamarse buena persona. Si atendemos o extraemos que la consideración de ser buena persona o no, tiene que ver con la interación social o las relaciones entre una o más personas, pues deben ser los segundos y las terceras personas las que deberían enunciar tal acertividad. Es decir, cada individuo se conduce por cierta escala de valores aprendidas, pero también transformadas a lo largo del caminar de su vida, filtradas según sus propios intereses o las del grupo con mayor fuerza a los que pertenece. El individuo va creando su propia escala de valores. Ésta es la real, la mejor,la más válida y la ve como la genérica y le da carácter de universalidad. En este sentido, no hablamos de individuos aislados, sino es un proceso cognoscitivo universal, es válido para todo ser humano que vive en sociedad. El problema está, por tanto, que cada persona verá válida su propia conducta moral, además, la racionalizará, sea una buena o una mala acción. Luego podrá encontrar cierto tipo de conflicto con la norma generalizada, muchas veces intitucionalizadas (leyes y normas administrativas en Poder Judicial). Pero si se cree fielmente en esta escala de valores, estas leyes y normas institucionalizadas no serán un freno para que la acción de un individuo , se buena o mala, pueda llevar a un fin, y posteriormente pueda quedar racionalizada.

Existen varios ejemplos que describen muy bien estas realidades, desde fenómenos con gran amplitud de debate y de complejidad; como puede ser el islamista que se inmola en una guagua matando a una veintena de personas, como lo puede ser otros fenómenos que ocurren en occidente que no se llevan tanto a debate; como la mujer cristiana que encuentra en la biblia que el hombre estará siempre por encima de la mujer en todos los casos (machismo). En el caso del islamista que se inmola, parte de un estado de creencias que se da por hecho, tiene fe, por lo que para este individuo no existe otra mayor verdad que dicha creencia, además, está compartida por el grupo al que pertenece. Entonces, si parte de esta gran verdad (aquí no vamos a discutir sobre la verdad religiosa), para el islamista será completamente racional seguir el Coran y luchar contra todos sus enemigos para ganarse el cielo. De igual modo, la mujer cristiana, se verá con cierta invalidez frente al hombre, ya que esta persona tiene fe, parte también de una escala de valores y normas. Esta persona lee de la Biblia y aprende de su familia o su comunidad religiosa (grupo social), tiene fe en ella, y lo ve como la mayor verdad. La mujer racionaliza ciertas normas desde la fe, y para esta no hay otra lógica posible que seguir los mandamientos del hombre. Para ella el hombre es más inteligente, el cabeza de familia, el que impone sus normas que deben ser seguidas por la mujer. Por tanto no hay otra forma de ganarse el cielo que esta, y esta es racional por que parte de la idea veraz de esta normas bíblicas, es lo natural, así debe ser. Y esta creencia también es una forma de inmolarse.
Autor de este artículo: Alejandro Caballero Déniz. Sociólogo, 2009.
Continuará con:
Próximo artículo
El problema del relativismo, el populismo y la religiosidad en la nueva moral.

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